sábado, 15 de marzo de 2008

UN VEREDICTO FAVORABLE



La gran conclusión de la muerte de Cristo es un veredicto favorable: "Ahora, pues, ninguna condención hay para los que están en Cristo Jesús." Rom. 8:1 Estar en Cristo significa estar en relación con El por la fe. La fe en Cristo nos une a Cristo de manera que Su muerte se convierte en nuestra muerte y Su vida perfecta se convierte en nuestra vida. Cristo llevó en sí mismo nuestro castigo el cual ya no tenemos que pagar y se convirtió en nuestra perfección la cual no podíamos lograr. La fe es el medio que nos une a Cristo de manera que Su justicia y rectitud sean contadas como nuestras, Gal. 2:16. Cuando se hace la pregunta ¿Y ahora a quien se condena? La respuesta es: ¡a ninguno! ¿Quien puede traer alguna acusación en contra de los que han aceptado a Jesús? Ninguno, pues Dios mismo es el que los justifica! Rom. 8:35 La muerte de Cristo aseguró nuestra libertad de la condenación. Es tan seguro que no seremos condenados, como es tan seguro que Cristo murió en la cruz. No hay dudas en el tribunal supremo de Dios sobre nuestro veredicto. Cristo murió una vez y para siempre por nuestros pecados y no seremos condenados por ellos. La condenación ya ha sido quitada no porque no hubiera habido ninguna, sino porque ya ésta se llevó a cabo en la persona de Cristo. El caso fue cerrado a favor nuestro. "Por lo tanto si Dios es con nosotros, quien contra nosotros?" Rom. 8:31 Hemos sido perdonados, justificados, y vivificados en El. En esta semana de reflexión en el sacrificio de Cristo, meditemos en la gran dádiva de vida eterna que tenemos todos los que reconocemos y recibimos a Cristo como el Salvador de nuestras vidas. Que ésta sea tu experiencia, gracias a los méritos de Cristo Jesús. ¡A El sea la gloria por siempre!