Me encanta aprovechar los momentos cuando estoy sola en mi casa, cuando todo esta tranquilo y hay quietud alrededor. Son momentos muy oportunos, porque son los momentos más increíbles que puedo pasar a solas con Dios. Momentos donde sus soluciones, ideas y pensamientos vienen a formar parte de mí vida, y donde me puedo comunicar con El de forma personal, sin interrupciones, agendas fuera de la casa y sin llamadas que hacer o contestar. La comunicación con Dios no debe ir por una sola línea. No podemos orar, sin primero permitirle hablarnos, porque nos estaríamos perdiendo lo que Dios tiene que decirnos relacionado a nuestros asuntos personales. El desea comunicarnos muchas cosas que nos harán vivir la vida abundante que El desea que tengamos, mientras esperamos su retorno a ésta tierra. Cosas sobre como efrentar las batallas cuando estas llegan, sobre como lidiar con los ardídes del enemigo, como manejar ciertos asuntos de la vida cotidiana relacionados a muchas facetas de ésta, en fín, soluciones y entrenamientos que son de enorme ayuda. La mejor parte de esos momentos es la paz que Dios nos brinda, no solo en el momento cuando estamos sentados con El, sino paz que es duradera y sin límites. Esos momentos son incomparables a ninguna otra cosa. Muchas cosas pueden competir para ocupar el lugar de esos momentos, como lo son: una vida ajetreada, demasiado trabajo, muchos compromisos, aun para la iglesia o la obra, pero algo dentro de uno se va debilitando lo cual se convierte en una negación a madurar. Entonces desearemos solucionar las cosas por nuestra cuenta, querremos intervenir en los asuntos a nuestra manera, iremos con martillos tratando de abrir puertas que aun Dios no ha abierto, manipulando a los demas para conseguir lo que queremos, sin esperar en Jehova, quien conoce lo que verdaderamente necesitamos (a veces muy diferente a lo que deseamos) y quien hace que las cosas surjan de la forma mas excelente para nosotros. Sin embargo mientras mas buscamos esos momentos con El, vemos que ocurre lo opuesto... algo dentro de nosotros crece, madura y nos fortalece. Entonces la escala estará apuntando hacia un verdadero andar con Dios donde sabremos ser dirigidos por El, dejando que el vaya al frente abriendo caminos. Es por eso que El hace referencia a que sus ovejas escuchan su voz y le siguen. Es decir, primero esperan Su instrucción, y luego siguen su dirección. No hay otra manera de establecer una relacion significativa con El, pues ésta es la que nos lleva a un verdadero llamado para hacer las cosas de acuerdo a su buena voluntad y no a la nuestra. Busquemos diariamente estos momentos, no permitiendo que nada los estorbe, para que no nos perdamos los secretos divinos y maravillosos que Dios desea revelarnos. Autoria de Nilda Vázquez