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Cuando las vidas estan tan ocupadas y agitadas, las personas tienden a enredarse tanto con sus propias preocupaciones que pierden el sentido de la compasión por los demás. Existe una necesidad de gran compación en este mundo. Pero la compación solo puede surgir a través de un alma que está en una armonia divína porque es fruto del Espíritu. Cuando no se está en armonia divina es dificil encontrar compación hacia otros.
En el mundo actual, hay muchos incidentes, muchas experiencias dificiles, muchas enfermedades, muchas crisis familiares, que invitan a que expandamos el don de la compación hacia todo lo que suceda a nuestro alrededor. Como hijos de Dios debemos llevar las manos a nuestro corazon y sentir dentro de cada celula de nuestro cuerpo, que somos hijos de Dios solo por el hecho de que El fue compasivo con nosotros, sin nosotros merecelo. Pues solo con la certeza de ese divino regalo, y lo que ahora somos en Cristo, no habra nada que pueda aplazar el regalarle a otros tambien compacion., pues si de gracia recibisteis, darás de gracia. Pero tristemente muchos no se ocupan porque en sus vidas tan ajetreadas no ha habido lugar para recibir la sabiduria compasiva que proviene de escuchar diariamente a Dios.
Debemos tomarnos el tiempo para observar y responder a las personas, a nuestro alrededor ya sean niños pequeños, padres o familia, hermanos en la fe o un animalito. En algún momento en medio de las demandas que tienes, tómate el tiempo de acariciar la mano de un anciano, de consolar a una madre cansada, o de hacer una llamada sin apuros a un amigo o hermano en la fe para que puedas dar el bálsamo compasivo que Dios espera que compartas con otros.
Marcos. 9:37 dice: El que recibe en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí..