miércoles, 4 de junio de 2008

EL LEGALISMO, OBSTACULO PARA EL ESPIRITU SANTO

Tanto en los tiempos de Pablo como ahora uno de los problemas mas serios que afecta a la iglesia es el legalismo, éste roba el gozo del Señor de la vida del cristiano y con el gozo se va el verdadero poder para adorar a Dios en “espíritu y verdad”. No se le adora con pasión y verdadero entusiasmo, ya que un creyente sujeto a la letra de la ley no es otra cosa que una triste caricatura de un verdadero hijo de Dios. El legalismo es una actitud carnal que se conforma a un código de reglas con el propósito de exaltarse a sí mismo y ganar méritos, en lugar de glorificar a Dios por lo que El ha hecho. El poder que regula es la carne no el Espíritu, produciendo resultados externos muy similares a la verdadera santidad, que no pueden jamás aproximarse a la santificación genuina, por motivos de la actitud legalista. A los legalistas les podemos identificar por expresiones como éstas: “Estas cosas que YO hago." “Dios me recompensará por todo lo que YO estoy haciendo.”
El otro termino es la Libertad. La gracia de Cristo nos da la libertad, para disfrutar anticipadamente de los derechos y herencia de hijo, porque sabe que ya ha sido recompensado en los méritos del Hijo de Dios. Aceptar la gracia tambien dá libertad a Dios de crear en mi todo lo que Dios desea que yo sea. ¿Por qué el legalismo es un obstáculo para el Espíritu Santo? En primer lugar, porque es anti-bíblico, el legalismo es esclavizante y destructivo, es como una enfermedad infecciosa que enferma y mata. Por eso la palabra nos advierte:"porque la letra mata, mas el espíritu vivifica." Segundo, porque busca en lo mas mínimo la aprobacion de los hombres: “Busco ahora convencer a los hombres o a Dios? Será que busco agradar a los hombres? Si yo todavía tratara de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo” Gálatas 1:10 Tercero, porque las personas legalistas se encuentran atadas a sus propias obras en lugar de reposar en la obra completada de Jesús. No tienen gozo y no soportan ver que otros lo tengan. La vida cristiana no se trata de lo que uno haga, sino de lo que Jesús ya hizo por nosotros. Este asunto de trincarse y tratar de cumplir es una tentación donde el enemigo ha tenido mucho éxito, llevando a los cristianos a la trampa de hacer obras y deberes, siempre luchando por ser mejor, para así sentirse mejor consigo mismo.
Esto solo hace que los cristianos caigan en obras humanas y orgullo, no logrando que se produzca el verdadero cambio que solo el Espíritu Santo puede llevar a cabo en uno. Para ser libres del legalismo, y que el Espiritu Santo pueda obrar en uno, hay que dejar de tratar de cambiarse y permitir que Dios se encargue de todo en nuestra vida desde el interior. Es no tratar de ser “espiritual” en base a nuestros propios méritos, sino dejar que se cumpla y encarne en usted la Palabra de Dios. Es seguir el consejo de Pablo quien muy bien lo había experimentado: “Y el mismo Dios de Paz OS SANTIFIQUE POR COMPLETO, que todo vuestro ser – tanto espíritu, como alma y cuerpo- sea guardado sin mancha en la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que nos llama, quien también LO LOGRARA”. Tes. 5:23,24. Ponga su fe plena en la obra de Cristo y verá si Su gracia no hace en usted lo que ha prometido en Efesios 3:20: "Al que puede hacer MUCHÍSIMO MAS que todo lo que podamos imaginarnos o pedir por el poder que obra eficazmente en nosotros. Si verdaderamente crees, dejando todo en las manos del Arquitecto Divino verás que las cosas imposibles para los hombres son posibles para Dios. Tomado de: El Cetro de Poder Restaurado, autoria de Nilda Vázquez