miércoles, 7 de marzo de 2012

EL VERDADERO CULTO A DIOS

“Por eso, hermanos míos, ya que Dios es tan bueno con ustedes, les
ruego que dediquen toda su vida a servirle y a hacer todo lo que a él le agrada. Así es como se le debe adorar. Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto.” Romanos 12:1-2
Presentar a Dios nuestro cuerpo, nuestra vida entera es lo máximo que como cristianos podemos hacer.La razón es porque el cristiano sabe que su cuerpo y toda su vida le pertenece a Dios, lo
mismo que su alma, y que por ello puede servir a Dios tanto con su cuerpo como
con su mente o su espíritu.Nuestro cuerpo, que incluye nuestra mente o
espíritu, es el templo del Espíritu Santo de Dios. Es el instrumento que El usa
para hacer Su obra, enviándonos (servicio) a predicar su Evangelio, a hacer
discípulos y a vivir obedientemente en Su Voluntad.La Biblia (Dios), define
la conducta, la vida, de un cristiano que presenta su cuerpo de esta manera a
Dios, como culto racional o como verdadera adoración.El verdadero culto
(adoración) a Dios no es solo ofrecerle una liturgia, por muy solemne y
reflectiva o, temperamental y llena de expresiones emocionales, “espirituales”
dicen algunos, que sea. El verdadero culto (adoración) se ofrece a Dios en
nuestra vida cotidiana y no exclusivamente en el templo, o iglesia como
comúnmente se le llama, sino fuera de el y en donde todo el mundo,
principalmente el no creyente (familiares, vecinos, compañeros de trabajo, de
escuela o de universidad, en el supermercado, nuestro propio hogar, nuestros
hijos, etc.), pueda constatar la presencia de Dios en nuestro vivir. Dando
testimonio de la transformación hecha por Dios en nuestras vidas, pues toda
ella, nuestro pensar (espíritu), nuestro hablar y nuestro actuar (cuerpo)
refleja la Gloria de Dios.La verdadera alabanza a Dios, no es solo
cantar en la iglesia y durante la liturgia (reunión) sino, mas bien fuera de
ella, cuando el cristiano la ejercita al mundo que lo rodea. Hablando de Dios y
recomendándolo a los demas, por agradecimiento de la obra redentora y renovación de nuestro
espiritu realizada por Dios en nuestra vida!