martes, 31 de mayo de 2011

VESTIDOS CON LA TALLA PERFECTA

Vestirse con las virtudes encontradas en Colosenses 3, como paciencia, gozo, benignidad, amor, templanza, paz, bondad y compasión, es muy esencial para vivir una vida nueva semejante a Cristo mientras que simultanea mente es algo que puede llegar a ser un gran reto. Debido a su importancia por mucho tiempo me sentí como si estuviera luchando por vestirme con ellas. Era parecido a estar en un probador tratando de ponerse un vestido que uno descubre que debería tener una o dos tallas adicionales. Un vestido que por mas que uno intente ponérselo no lo logra porque no cabe en el. Este no es el cuadro que Pablo tenia en mente.

Aunque había crecido en un hogar cristiano y había acumulado conocimiento sobre la importancia de estas virtudes, mi idea de como lograrlas estaba equivocada. Pensaba que tenia que tratar de reproducir las con mi propio esfuerzo por no haber indagado en la clave primaria que Pablo nos revela en Colosenses: que hemos sido escogidos, apartados para un propósito y amados por Jesús.

El no entender esta gloriosa verdad hace que estas virtudes se tornen en una lucha obsesiva y eufórica por querer vestirnos de paz sin quitarnos la preocupación, de paciencia sin removernos la intolerancia, de perdón sin habernos desligado de la ira y el enojo. Es imposible vestirse con vestidos que compiten por el mismo lugar al mismo tiempo, pero aun así muchos continúan luchando.

Si algo descubrí por lo cual me siento impelida a escribir es para compartir honesta mente con otros sobre mi lucha pasada como cristiana y la liberación que recibí al despertar y experimentar la gracia de Dios.

No se trata de vivir estas virtudes en el exterior, sino de abrirle a Jesús el corazón y permitir que El las obre en nuestro interior. Por eso nunca escribo de lo que necesitamos hacer o seguir intentando lograr arduamente, sino que trato de llevar a las personas a una exploración liberadora de como vestir estas virtudes de una forma que no redunde en legalismo o en una modificación de conducta por medio del esfuerzo personal. Solo se pueden lograr por medio del Cristo viviente en nosotros. Mi mayor esperanza es que por medio de la fe en la completa y perfecta obra de Cristo a favor nuestro en la cual estamos completos en El y sin condenación ninguna, podamos descubrir un nuevo grupo de virtudes genuinas, por las cuales no hay que luchar sino que simplemente fluyen al natural, al ser revestidos con el manto de justicia que Cristo tejió por medio de su perfecta obediencia y muerte en la cruz. El aceptar el manto obrado por Jesús para nosotros es de tal envergadura que trae consigo la talla perfecta que nos lleva a reflejar estas virtudes de adentro hacia afuera, porque el que tiene al Hijo tiene la Vida, tiene al Padre porque el Hijo es el camino al Padre y tiene al Espíritu Santo quien nos consuela y tambien santifica. Los tres son inseparables e indivisibles y porque nos aman se empeñan para producir esa nueva vida en nosotros. Si aceptas estar en Cristo, El estará en ti.