martes, 4 de enero de 2011

MIRAD LAS AVES Y APRENDED DE ELLAS

Jesús nos insta a mirar las aves del cielo. Pues cada mañana, aves de diversas especies se preparan para recibir el alimento diario. Frutos de distintos árboles —entre otras cosas— sirven de manjar para estas peregrinas que desconocen el afán y la ansiedad y que, confiadamente, reciben al nuevo día con la tranquilidad de saber que su Creador ya les proveyó el sustento necesario para vivir. Es asombroso verlas en verano volar hacia los árboles con el objetivo de elegir la mejor porción, pero también es cautivante verlas en invierno tomar el alimento de parte de una mano bondadosa que, pese al gran frio y a las nevadas que ocurren en algunos lugares, les acerca la ración del día.
Fíjense en las aves el cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas? Mateo 6: 26. En muchas oportunidades el afán y la ansiedad asedia a muchos. La preocupación por el futuro, el temor a los cambios económicos y políticos, la incertidumbre y la inestabilidad laboral parecieran cercarlos y decirles que no estan errados al sentirse ansiosos. Pero curiosamente las palabras de Jesús en el pasaje citado dice todo lo contrario.Tal vez en este momento te encuentres en una situación donde el mañana te tiene amenazado, pero creo que nada puede ser tan grave como para impedirte levantar la mirada en fe hacia el Señor y apropiarte del ejemplo de las aves. Ellas no vuelan impulsadas por la desesperación, sino que lo hacen tranquilas, sabiendo que su mañana está bajo el control de su Creador. Nunca he visto a un ave en una rama con una crisis de ansiedad, sino cantando. Dios nos invita a sus hijos a dejar de lado la preocupación, el temor y la ansiedad, pues él tiene cuidado de nosotros:
Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.1 Pedro 5: 7 El poder pararnos en el presente, a la luz de lo que dice Dios, nos dará la respuesta a todos nuestros interrogantes y nos fortalecerá la fe. De esta manera, el mañana y los problemas ya no se verán más como una amenaza, sino como una nueva oportunidad que nos permitirá comprobar —una vez más— que Dios tiene todo bajo Su control. No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Filipenses 4:6