miércoles, 11 de junio de 2008

ASEGURADOS TOTALMENTE BAJO SU MANTO

Muchos hoy contratan algúna compañia de seguro donde una de las partes está comprometida, mediante una prima que le abona el asegurado, a cubrirle un daño o cumplir la prestación convenida si ocurre el evento previsto. Exiten diferentes tipos de seguros, algunos cubriendo daños, viajes, accidentes, vida, muerte, aspectos médicos, fuegos y otros. Sin embargo a la hora de la verdad muchos no cumplen su parte del contrato cuando más se necesita. En Cristo tenemos el privilegio de sentirnos asegurados completamente bajo su manto de justicia para todo cuanto necesitemos. Podemos confiar en la fidelidad del asegurador porque es fiel en cumplir su pacto con nosotros. Cuando aceptamos la obra de Cristo a nuestro favor, aceptamos su Pacto de Gracia. Ese pacto esta garantizado y la firma de garantía de que se cumplirá sobre nosotros esta echa con la sangre del cordero inmolado. Queda claro en la palabra de Dios, que la sangre del Cordero Pascual provista por Dios en su Hijo amado, nos dará un seguro con cobertura total sobre daños, recaídas accidentales, aspectos de salud, muerte eterna, fuego y destrucción final, con vida eterna y viaje seguro a nuestra patria celestial. La palabra de Dios garantiza con sus promesas que Cristo es nuestra cobertura total de principio a fín y que nuestra fe y confianza plena en El y no en nosotros ni cosa que hagamos, es lo que nos hace más que vencedores: “Porque todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe” (1 Juan 5:4). Por lo tanto la victoria del cristiano está en perseverar en la fe en sus promesas, aun en medio de los tiempos difíciles que nos esperan. NO HAY OTRA MANERA. No hay nada que no podamos sobrepasar si perseveramos en la fe en el Señor Jesucristo. Su gran promesa es: "He aquí Yo estoy con vosotros (cubiriéndolos) todos los días hasta el fín del mundo. "No teman pues yo he vencido al mundo". Sí mi amigo, créelo, El ha vencido al mundo por medio de su sacrificio para cubrirnos y hacernos más que vencedores por medio de El.