Los dos mandamientos del Señor muestran que lo que debería ser el motor en toda nuestra vida es el amor, el cual debe regir nuestro servicio para el Señor. Puesto que el amor es el mandamiento principal de Dios, si tratamos de ejercer el ministerio con alguna otra motivación, ya sea el activismo, sentido de culpa, de competencia, de imitacion o preocupacion por lo que piensen de nosotros, fracasaremos porque los resultados no seran duraderos. La mayoría de los problemas de motivación son problemas de amor. Si nos sentimos sin combustible, deberíamos preguntarnos si se nos ha agotado el amor para Dios y los demás, no importa cuán duro sea de reconocer. Este amor se desarrolla en los momentos increibles con el Salvador. Y se demuestra dedicando mas tiempo significativo a escuchar su palabra y al compañerismo con El. Pues el amor es un fruto del Espiritu que recibimos mientras mas compartimos y estamos en comunion con El. Jesús nos llama a amar a Dios de una manera que abarque todas las dimensiones de nuestro ser: corazón, alma, mente, fuerzas. Servir al Señor será el flujo inevitable de tal deleite en Dios. El amor por las personas se acrecentará pues a todo nuestro alrededor veremos personas sin Cristo que morirán en sus pecados, si no le llevamos el agua de vida. Con corazones preocupados por amor a ellos, querremos compartir el agua de vida que dia a dia recibimos para que los sedientos, las personas heridas y hambrientas, puedan gozar de la vida rica que dia a dia Jesus nos da para vivir vidas mas abundantes. Copyright de Nilda
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