Mi servicio al Señor empezó a tener verdadero valor para El cuando comprendi la gran verdad de que mi verdadera identidad está en el hecho de ser hija de Dios. Existen muchas cosas que pueden identificarnos, como es nuestro nombre, las huellas digitales, la profesión, ser esposa de una persona influyente, ser madre de unos hijos destacados, o inclusive ser admirada o respetada por otros. Sin embargo, cualquiera de éstas cosas que nos identifican podrían perderse en cuestión de un momento y nos quedaríamos sin piso. Pero ¿que de la realidad de ser hijos de Dios? Cualquiera de las otras cosas es algo muy debil que en un momento se podrian derrumbar, pero ser hijo/a de Dios es un lazo tan fuerte que trascenderá por toda la eternidad. El mejor ejemplo de identidad es Cristo mismo, quien como Hijo de Dios se humilló hasta lo máximo por los seres humanos. Por eso en el puedo: Tener un concepto adecuado de mí misma, servir sin esperar recompensas, callar cuando no me tengan en cuenta, asociarme con los humildes, gozarme cuando otro recibe el mérito u honor que me corresponda, conocer mis limitaciones para no intentar decir que hago más de lo que puedo hacer o que verdaderamente hago, saber decir que no, a pesar de mí y de los demás sin sentirme culpable y ver surgir a otros sin sentir celos u envidia. Como dijo el apostol Pablo: "Si vivo, para El vivo y si muero, para El muero." Rom 14:8 Gracias a mi identidad en Cristo nada me podra dañar, pues mi identidad radica en que soy hija del Dios vivo, una seguridad y certeza que nadie me podrá quitar.
1 comentario:
Muchas gracias por tomar el tiempo y mandarme la informacion.
Que Dios la sigue guiando y bendiciiendo...
Elvira
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