En Romanos y Gálatas, Pablo distinguió entre la ley- que muestra nuestra necesidad de salvación y de fe en Cristo -- y los medios de la apropiación de la salvación. El cito a Abraham como un ejemplo de alguien con esta fe salvadora, llamándolo el padre de todos los creyentes. "Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente descendientes de Abraham sois, y herederos según la promesa". (Gal. 3:29).
Que promesa? La promesa de Jesucristo y la justificacion que conduce a la vida eterna. "Y esta es la promesa que el nos hizo: la vida eterna" (1Jn. 2:25) Cuando nos apropiamos de esa promesa para nosotros mismos, llegamos a ser hijos según la promesa."No son hijos de Dios los hijos según la carne, sino que son contados como descendencia los hijos según la promesa". (Rom. 9:8). Pablo es explicito, la promesa es real y solo por fe, no por obras de la ley; en efecto la ley anula la promesa. Esta promesa fue dada a Abraham y su descendencia no por la Ley sino por la justicia de la fe, porque si los que son de la Ley son los herederos, vana resulta la fe y anulada la promesa". ( Rom. 4:13,14).
La promesa llega a ser valida solo por la "justificacion por la fe", algo muy vital y necesario para que se produzca la experiencia del nuevo nacimiento para ser verdaderos "hijos de la promesa". "Mas a todos los que LO RECIBIERON, a quienes CREEN en su nombre, les dio POTESTAD de ser hechos hijos de Dios. Estos no nacieron de sangre, ni por voluntad de carne, ni por voluntad de varón, sino de Dios". (Jn. 1:12,13). Nadie puede hacerse a si mismos "hijos de la promesa". Pero nunca sucederá sin nuestro consentimiento y entrega completa al Espíritu Santo. Si reclamas la promesa, cae delante de el ahora y dile: Señor, se que nada bueno hay en mi. Soy esclavo de mi carne, e incluso de mis "buenas" obras, que se han contaminado con el yo y el deseo de justificacion propia. No entiendo como aun puedes aceptarme, pues soy indigno. Pero por causa de la perfecta ofrenda hecha en beneficio de mi, para perdonar mis pecados y perfeccionarme de una vez y para siempre, toma mi contaminada ofrenda y aceptala. Me doy a ti enteramente con la plena seguridad de que me aceptas y que a través de tu hijo quien derramo su sangre y la esta aplicando a mi favor, la promesa se esta cumpliendo en mi. Amen! Rindete a Cristo y su justicia con todo tu corazón, con todo tu ser y toda tu fuerza y todo lo demás, vendrá por añadidura!
Que promesa? La promesa de Jesucristo y la justificacion que conduce a la vida eterna. "Y esta es la promesa que el nos hizo: la vida eterna" (1Jn. 2:25) Cuando nos apropiamos de esa promesa para nosotros mismos, llegamos a ser hijos según la promesa."No son hijos de Dios los hijos según la carne, sino que son contados como descendencia los hijos según la promesa". (Rom. 9:8). Pablo es explicito, la promesa es real y solo por fe, no por obras de la ley; en efecto la ley anula la promesa. Esta promesa fue dada a Abraham y su descendencia no por la Ley sino por la justicia de la fe, porque si los que son de la Ley son los herederos, vana resulta la fe y anulada la promesa". ( Rom. 4:13,14).
La promesa llega a ser valida solo por la "justificacion por la fe", algo muy vital y necesario para que se produzca la experiencia del nuevo nacimiento para ser verdaderos "hijos de la promesa". "Mas a todos los que LO RECIBIERON, a quienes CREEN en su nombre, les dio POTESTAD de ser hechos hijos de Dios. Estos no nacieron de sangre, ni por voluntad de carne, ni por voluntad de varón, sino de Dios". (Jn. 1:12,13). Nadie puede hacerse a si mismos "hijos de la promesa". Pero nunca sucederá sin nuestro consentimiento y entrega completa al Espíritu Santo. Si reclamas la promesa, cae delante de el ahora y dile: Señor, se que nada bueno hay en mi. Soy esclavo de mi carne, e incluso de mis "buenas" obras, que se han contaminado con el yo y el deseo de justificacion propia. No entiendo como aun puedes aceptarme, pues soy indigno. Pero por causa de la perfecta ofrenda hecha en beneficio de mi, para perdonar mis pecados y perfeccionarme de una vez y para siempre, toma mi contaminada ofrenda y aceptala. Me doy a ti enteramente con la plena seguridad de que me aceptas y que a través de tu hijo quien derramo su sangre y la esta aplicando a mi favor, la promesa se esta cumpliendo en mi. Amen! Rindete a Cristo y su justicia con todo tu corazón, con todo tu ser y toda tu fuerza y todo lo demás, vendrá por añadidura!
2 comentarios:
Que Dios te bendiga ricamente por gran inspiracion,ese es uno de mis temas favorito.Espero siga compartiendo articulo tan relevante como ese,hasta luego.
Gracias Nilda por tan hermosos mensajes, Evelyn Velazquez
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