martes, 26 de junio de 2007

EL DIOS DEL PACTO


Desde Génesis al Apocalipsis, Dios se revela a si mismo como un Dios de Pacto. Pero ¿que es esto realmente? El pacto hecho entre dos partes biblicamente tenía como propósito convertir a dos personas en una sola entidad, sellados para siempre. La persona entregaría su capa y sus armas. La capa es representativo de todo lo que yo soy, mis armas representan mi esfuerzo propio. Cada pacto era sellado con sangre. Y ahora todo lo que pertenecia a uno, también pertenecía al otro. Dios ha entrado en un pacto con la raza humana y el es fiel a su pacto. Dios mismo ha garantizado que cualquier cosa que necesitemos, el mismo es el cumplimiento de nuestras necesidades. El único problema que tenemos es cuando rehusamos admitir nuestra necesidad. Pues nuestra debilidad es lo que puede contener su grandeza. Solo aquellos que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas y elevarán sus alas como las águilas, correrán y no se cansaran. Esperar en el Señor significa estar entrelazados juntos con El. Pues nosotros somos la hebra de completa debilidad y El es la hebra de completa fuerza. Nuestra debilidad es absorbida por su fuerza, nuestra inhabilidad es absorbida por su habilidad. Nosotros intercambiamos nuestra debilidad por su fuerza. Es por eso que podemos regocijarnos en nuestras debilidades. Pues estamos entrelazados juntos con Dios. Es el Espíritu Santo quien nos entrelaza juntos cuando sabemos confiar y esperar en el Señor; cuando creemos con certeza que el hará lo que ha prometido hacer. Nuestro Padre está legalmente unido al pacto debido a la sangre de su Hijo, no debido a cuan duro nos esforzamos en orar o a cuanto de la Biblia conocemos. Su pacto es para siempre y hay muchas promesas de El que lidian con cada aspecto que concierne a nuestra vida. Así que detenga la lucha, deje de tratar y deje a Dios hacer todo lo bueno que el ha prometido hacer en y por usted. Eso es entrar en su reposo. Pues nunca ha dependido de nosotros, no es acerca de nosotros. Todo es acerca de Jesús nuestro Salvador y Redentor. El Dios que empezó la buena obra en nosotros la completará. Usted no tiene porque luchar mas. Imagínese a usted en Cristo, no se imagine nunca solo sin El. Pues con El usted no será un fracaso, sino mas que un vencedor en Cristo, quien le ha comprado y sellado con su propia sangre. El no es hombre para que mienta, sino su Dios, Creador, Redentor, Sumo Sacerdote, y su Padre fiel y amante. Copyright de Nilda

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