La oración es la verdadera respiración del alma, es el ofrecimiento del corazón a Dios a través de nuestro Señor y mediante el Espíritu Santo. Es derramar el corazón a Dios con la convicción que Él escucha y contestará a las peticiones… en Su tiempo , a Su forma…de acuerdo a Su voluntad… Es la paz en el alma de saber que han llegado a Su presencia… que ninguna de ellas ha caído en tierra sino que las tiene en Sus manos, en Sus preciosas manos.¿Cuántas oraciones tienes elevadas a nuestro Padre? ¿Cuántas veces has pensado que no te escucha, que no te responde? ¿Cuántas veces te has desanimado por la espera…? Amigo, nuestro Dios está siempre alerta y pronto a escuchar. Nada escapa de Sus manos y nos dará SIEMPRE lo que es mejor para nosotros. Eso es lo maravilloso de la oración…sus respuestas serán elegidas por nuestro Padre y dadas a nosotros con todo el amor de quién entregó TODO por ti y por mi. Muchas veces el ruido del mundo en la vida no permite hablarle como debemos...ni nos deja escuchar bien su voz. Cuenta una ilustración que un hombre telefoneaba desde una cabina, pero no llegaba a entender lo que le decía el que le estaba hablando…-“Perdón, no comprendo, no le puedo escuchar, hay mucho ruido aquí…”-“¿Está Ud. hablando con la puerta abierta?.-“ ¡Si!”-“ Ciérrela… y podrá escuchar bien su voz”. Debemos tambien dar gracias a Dios por lo que está permitiendo que pase en nuestras vidas. Las pruebas son el sello de Dios que nos recuerda que quiere moldearnos mas a Su Imagen, sacarnos como oro reluciente… ¡No te olvides de agradecer por tus tormentas! Aun en medio de los relámpagos mas fuertes… podrás ver al Señor sosteniéndote con sus amorosas manos y deseando que sólo le mires a Él. Él no te va a dejar…¡¡¡¡Nunca!!!!. “Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón;Dios es nuestro refugio”(Salmos 62:8) Copyright de Nilda
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