miércoles, 6 de agosto de 2008

INTELIGENCIA ESPIRITUAL

Hay una inteligencia espiritual y otra que es intelectual. La intelectual brota de la mente del hombre, mientras que la otra es proporcionada por el Espíritu de Dios. La educación por medio de maestros humanos, puede remediar toda falta de comprensión en el hombre natural, pero no puede alterar sus dones naturales. La inteligencia espiritual, sin embargo puede ser real conseguida por medio de la devoción diaria a la palabra de Dios con fe. (Santiago 1:5) Así como el ser entero del sabio es totalmente corrupto, también lo es el del necio. A la vista de Dios la mente del sabio es tan poco eficaz como la del necio. Sus mentes pueden ser distintas, pero los espíritus de los dos son muertos y por ello se hallan en el mismo nivel, deficientes en las cosas divinas. Después de esta regeneración no es más fácil para el sabio que para el necio el conocer las palabras de Dios. En la experiencia espiritual todo el mundo empieza en el mismo punto, y pasa por el mismo proceso, y consigue los mismos resultados. Como consecuencia, todos los creyentes regenerados, incluyendo los que son intelectuales al natural, habrán de buscar comprensión espiritual, ya que de no poseerla no pueden mantener una comunión normal con Dios.

No importa lo excelentes que sean las habilidades del hombre, no puede conocer la voluntad de Dios por estos medios. Se requiere comprensión espiritual para conocer su voluntad y para tener comunión con Él. Porque solo la comprensión espiritual puede penetrar el reino espiritual. La inteligencia natural puede captar algunas enseñanzas, pero estas permanecen en la mente y son incapaces de fluir como vida. Debido a que la comprensión espiritual viene del espíritu puede transformar lo que se ha comprendido en vida. Es Dios quien nos concede el espíritu de sabiduría y revelación, así como la inteligencia espiritual. Porque la sabiduría y revelación que obtenemos en el espíritu requiere ser comprendida espiritualmente.

Deberíamos recordar, pues que el modo de conocer la mentalidad de Dios no consiste en estudiar mucho, sino en la comprensión espiritual. Si captamos a Dios así de modo continuo aumentaremos en el conocimiento de Él. Podremos seguir creciendo en inteligencia espiritual ya que esto no tiene límites. Su desarrollo significa el desarrollo de toda la vida espiritual del creyente.

Todo acto de comunión verdadera que tengamos con Dios nos entrena a tener una comunión mejor la próxima vez. Deberíamos aprovechar toda oportunidad para entrenar nuestro espíritu para conocer a Dios mejor. Hoy nuestra necesidad es conocerle verdaderamente. Como nuestra necesidad es conocer a Dios y su voluntad, deberíamos procurar estar llenos del conocimiento de esta voluntad en toda comprensión espiritual, pues el mismo que nos creó nos hace sabios para la eternidad.

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