viernes, 8 de agosto de 2008

PERDONAR PARA SER LIBRE

"Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios, que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados." (Hebreos 12:15) Que hace usted si alguien le dice: "Me he enterado que mi esposo tiene otra mujer. Estoy desesperada... quiero morirme". ¿Qué se le puede decir a alguien que se encuentra al borde de la desesperación? Aquellos que tenemos una experiencia con Dios, sabemos que Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, que está pronto a auxiliarnos en las tribulaciones y que en Él podemos depositar todas nuestras cargas. Sin embargo, a veces es difícil llegar con ese mensaje a otra persona desesperada. Si tu estás sufriendo y no ves luz al final del túnel, ten la seguridad que Dios te está acompañando a cada paso. No te deja ni por un segundo. Si como en este caso u otro de otra indole, piensas que todo está perdido, esto es lo que puedes hacer: Perdona: Parece cínico y hasta ridículo perdonar a una persona que te ha lastimado y dañado; pero si no perdonas, difícilmente podrás superar el problema, te llenará de amargura. Es difícil pero hay que perdonar. Y el perdón debe ser incondicional, como todo buen perdón. Si se te hace dificil, busca a Dios quien te fortalece y capacita para hacerlo. Es necesario que busques a Dios de una manera más íntima. Ora por tí misma, para que Dios te ayude a perdonar y para que puedas mantener la comunión con el Señor. Ora también por tu cónyuge o la persona que haya querido causarte daño. Busca consejería y ayuda de personas que sean de tu confianza. No hables con todo el mundo sobre tu problema, sino solo con personas confiables y confidenciales que te puedan ayudar. Ora con el Señor pidiendo que no brote de tu corazón ninguna raíz de amargura, por más dura que sea tu situación. Y recuerda Que Dios mas que nadie conoce bien tus asuntos, y hara justicia a su debido tiempo. Cuando confias en esto podras tener la paz interior que Cristo solo sabe dar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias, Nilda